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Brasília, DF, Brazil
Cláudia Falluh Balduino Ferreira é doutora em teoria literária e professora de literatura francesa e magrebina de expressão francesa na Universidade de Brasília. Sua pesquisa sobre a literatura árabe comunga com as fontes do sagrado, da arte, da história e da fenomenologia em busca do sentido e do conhecimento do humano.

quinta-feira, 3 de abril de 2014

A tradução argentina de Le premier amour est toujours le dernier, de Tahar Ben Jelloun.

Le premier amour est toujours le dernier,  livro de contos do escritor marroquino Tahar Ben Jelloun acaba de ser traduzido na argentina. 
Tahar Ben Jelloun

Eixo nevrálgico da temática benjellouniana, Le premier amour reúne contos de natureza erótica e lida com longas preliminares que tenta relaxar leitores afoitos, em sedução perversa e astuta. Há pouco de amor e muito da arte de seduzir. É a 'ars amatoria' que o autor herda dos seus ancestrais, tanto daqueles do tempo em que o Atlas marroquino era romano, quanto do tempo em que o delta de Rabat caiu nas graças do califa de Bagdá antes, sim, muito antes do sultão turco tomar posse da terra e marinar tudo com sucos de harém, feito de concubinas trucidadas e eunucos barbarescos ávidos pelos contos da próxima noite. É essa a receita de Le premier amour est toujours le dernier. Uma herança de erotismos picarescos milenares, que Tahar Ben Jelloun reune em páginas saborosas e que oferece ao leitor no último conto, a última gota  de uma euforia triste.
Já traduzido para o português, o livro segue a trilha das obras de Ben Jelloun: ganhar os espaços geográficos onde o islã e sua lírica majestosa e tremenda consegue atuar longe das vistas do Profeta e de seus exegetas atrozes. É aí então que a magia muçulmana transcende e escutamos Tifachi e Souyouti, erotólogos do islã medievo e renascentista  abrirem suas páginas e desfilarem pelo continente americano.
O tradutor é o argentino Marcos Calligaris, (abaixo) com quem conversamos  na entrevista (em espanhol) que segue. Depois, temos certeza, que o leitor deste blog lerá, ah sim, lerá Le premier amour...
Marcos Calligaris. tradutor.


Claúdia Falluh:   Marcos, qual é sua formação, suas experiências, seus escritos e seu contato com a literatura magrebina, árabe e sobretudo marroquina? Como você chegou até o universo benjellouniano? 

Marcos Calligaris: Mi formación está ligada a la comunicación. Estudié periodismo y me especialice en periodismo político. Si bien he trabajado en radio al comienzo de mi carrera, es en la gráfica donde me siento más a gusto. Durante siete años he sido director periodístico de una publicación mensual argentina con hincapié en la crítica literaria y con entrevistas a referentes del mundo de la política, el deporte, la cultura. Y es probablemente en este último género en el que más me he desenvuelto.
Respecto a la literatura, se suele decir que todo periodista es un escritor frustrado. Bueno, tengo mis escritos, pero creo que aún no ha llegado el momento de publicarlos. A veces, en la espera, suelo consolarme con una frase de Borges: “uno llega a ser es grande por lo que lee y no por lo que escribe”.
En cuanto al francés, le debo mi formación a la Alliançe Frainçaise, así como también a Balzac y Zola.
Respecto a la literatura magrebí, lo mío fue literalmente un tropiezo con ella. Caminando por una acera de Marrakech me topé con un libro de Driss Chraïbi. Es curioso ver cómo vendedores ambulantes venden literatura en la calle, junto a babuchas, chilabas y platos de cuscús. El propio Chraïbi, preocupado en Vu, lu, entendu por el futuro del libro, estaría gratamente sorprendido. Ese libro fue mi puerta de entrada a la literatura marroquí, se trata de la autobiografía de quien está considerado uno de los padres de la literatura marroquí francófona. Y estoy convencido de que Chraïbi hizo un gran trabajo, porque tras leerlo no tuve más remedio que dirigirme a la coqueta librería Chatr y comprar todo lo que se le pareciera. Así fueron mis pasos iniciáticos en la narrativa de Tahar Ben Jelloun y Abdellatif Laâbi, entre otros, pero fue principalmente el ingreso a una especie de nueva dimensión literaria. Y como las deudas se pagan, en este momento preparo la traducción española de Vu, lu, entendu.

Claúdia Falluh:   Tahar Ben Jelloun não é um escritor que fala de flores... Ele escolhe, isso sim, os espinhos. Qual foi a emoção fundamental na tradução de Le premier amour?

Marcos Calligaris : La metáfora de las espinas me parece atinada, no se puede leer a Ben Jelloun si no se está dispuesto a sufrir unos cuántos pinchazos. No porque Ben Jelloun sea un escritor sádico, sino porque encausa sus energías literarias en contar ese costado espinoso de la vida y el amor.

Situaciones que exceden la religión o la cultura de un país para hurgar en lo profundo del alma humana y que al lector –sobre todo occidental- logran mantenerlo sumido en una mezcla de incertidumbre y cierta incomodidad.
Mi motivación para escoger Le premier amour est toujours le dernier, tiene que ver con la estructura del libro, se trata de un recueil de cuentos, lo que implica al lector de habla hispana, comenzar a “beber a sorbos” a Ben Jelloun y no enrolarse en una novela extensa de un escritor y sobre todo de una cultura que probablemente desconoce. 


Cláudia Falluh: Você acredita que a experiência amorosa neste grande autor marroquino tem paralelos com a psiquê latina, particularmente argentina? O que aproxima e afasta estes dois imaginários?

Marcos Calligaris: Durante la lectura de Ben Jelloun, uno permanentemente se topa con analogías posibles respecto a Latinoamérica, así como también contrastes propios de la distancia cultural.
A mí criterio, el Magreb y Latinoamérica comparten una eterna dicotomía entre quienes mantienen la mirada hacia Europa y los que prefieren mirar hacia adentro.
Es raro que en un cuento o una novela de Ben Jelloun, un joven marroquí no desee “Partir”, como lo hizo el propio escritor, que años más tarde, desde la otra orilla dedicó justamente ese título a uno de sus libros.
Sus personajes suelen partir para vivir en un eterno retorno, a veces onírico. Viven sentados incómodos entre dos sillas. Aman a su país, pero desde la distancia. Entonces pienso en algún argentino promedio, siempre convencido de que para “trascender”, debe conquistar Europa. 
Luego, la distancia comienza a hacerse evidente cuando en el relato la poligamia se torna un hecho completamente natural, cuando el papel de la mujer se reduce muchas veces a una mera esclavitud, cuando aparecen en escena los curanderos, las serpientes encantadas, los gnaouas, los berberes, el tamazight, o la influencia del Islam.

Hoy el Magreb -como América Latina- es un crisol de cultura e historia y Ben Jelloun logra pintar ese paisaje lleno de contrastes.

Claúdia Falluh:    Il y a eu des moments de “crise” pendant la traduction?

Marcos Calligaris: Crisis, en el estricto sentido de la palabra, no. Pero sí momentos que han requerido una gran dosis de concentración y sin los cuales, la traducción perdería parte de su encanto. La poesía de benjellouniana es profunda, a veces turbia y para descifrarla no alcanza con recurrir a un diccionario. Se necesita mascullar sus frases, repensarlas una y otra vez, dejarlas reposar, hasta que de repente el sentido emerge, incuestionable.
Del mismo modo, para traducir a Ben Jelloun es menester estar atento a asuntos relativos al islam. El acceso a fuentes especializadas en jurisprudencia islámica y un ejemplar del Corán, son a veces ineludibles para la correcta interpretación de algunos pasajes que exceden a la traducción literaria, y que en ocasiones me vi obligado a remediar con notas.

 Sin grandes preámbulos, creo que en la traducción como un medio de acercamiento entre dos extremos deseosos de encontrarse. Me reservo con muchísimo placer ser vínculo entre un autor “inexplorado” y un lector del otro lado del mundo. Se trata de una aventura –a veces sacrificada- y al mismo tiempo un placer, ya que como recompensa, el ejercicio nutre de aprendizaje. Jamás se es la misma persona luego de una traducción.

Trechos escolhidos da tradução de Marcos Calligaris.

"La rubia no tuvo inconvenientes de hacerle aceptar a su esposo la idea de un tercer matrimonio. Se lo mostró como un acuerdo para estar cerca de su vieja amiga. El hombre apenas se sorprendió por esa osadía. Parafraseó, sin hacer comentarios, la afirmación de la hermosa mujer de Las mil y una noches: “Las mujeres, todo lo que deseamos, lo obtenemos”.

"El primer amor es siempre el último. Y el último siempre es soñado. De su cuerpo, sólo conozco la voz. Una fugaatormentada, cambiante y caliente. La voz que me llega de una sonrisa, un suspiro o un susurro me permite adivinar las caderas y los pechos. He aprendido a estar atento al recorrido de la voz. Fue un ciego quien me contó una vez todo lo que la voz puede portar como información. Así, es por medio de esa voz que toco ese cuerpo cerrando los ojos, descubro poco a poco los momentos y los gestos de su vida."



"Las jóvenes de Tetuán tienen la piel blanca y suave. Los ojos negros. La mirada discreta. Los gestos medidos. Las palabras contadas. 
Vivir en Tetuán es aceptar una complicidad: complicidad con la calma de un mar vecino; respecto de lo que perdura y debe perdurar; complicidad con las ilusiones de la palabra escrita; admitir la contención, la economía en las palabras y en los actos."



"Ella es reina ninfómana. Estuvo encerrada en una jaula de cristal por el hombre, su marido. Por la noche, atraviesa el cristal y corre a la gran plaza del Feddane, iluminada para la ocasión por potentes focos. Su cuerpo tendido espera. Su desnudez pertenecerá al hombre o a la bestia que sabrá satisfacerla. Los hombres ebrios que salen del subsuelo del “casino” arden al acercarse al cuerpo. Salen huyendo, habiendo reconocido la condenación amenazante. El cuerpo que ha sufrido la ausencia del amor se ha convertido en una inmensa brasa. La reina no espera más en el Feddane: una bestia no identificada, venida indudablemente del Rif, la ha raptado. Viven felices en una gruta."



"La familia está formada. Esperan los niños. La mujer se ocupa de su hogar. Prepara las comidas. Una empleada doméstica barata (venida del campo) se ocupa de los trabajos duros como lavar la ropa y hacer la limpieza. El marido come, eructa y duerme. A la tarde, al salir del trabajo, se reúne con sus amigos (que había abandonado un poco durante el tiempo del compromiso) en el café, lee el diario y debate sobre deporte o sobre la moral de los otros. Regresa para cenar y vuelve a salir a menudo a jugar a las cartas o a beber algunas cervezas con otros amigos. A la noche, cuando regresa a casa, despierta a su mujer y le vierte algunas gotas de esperma entre las piernas. La mujer sueña y puebla su cama de imágenes a color. 
El amor. Se acabó. Sólo es para el noviazgo.  
El amor, esa soledad."



“Contame una historia o te abandono”, le dijo ella, como para terminar con un viejo conflicto de algunos años. Él se equivocó al no tomársela en serio. Pensó: “Ella jamás se atreverá a llegar al final de su desafío… Ella, que ni siquiera termina sus frases”. Se equivocó, porque por una vez, ella cumplió su amenaza a la letra. Para tranquilizarse, él se puso a bromear: ¡Afortunadamente no estamos en Las Mil y Una Noches! Ella me hubiera dicho como el príncipe sanguinario: “Contame una historia o te mato”. (…) Ella no volvió…